En este artículo os voy a hablar de la sinceridad, de la importancia
de ser sincero con uno mismo, para serlo después con los demás.
Muchas personas que vienen al despacho dicen frases como éstas: “he aguantado demasiado tiempo sin contar lo que me pasaba”, “no me daba
cuenta de que estaba guardándomelo todo para mí”, “he tenido que ser muy fuerte
para seguir adelante con toda la carga que llevaba”…
Habían ocultado sus sentimientos hasta acabar sin
reconocerlos, con capas y capas para ocultar lo que verdaderamente sentían.
Por eso quería hablaros de este tema hoy, no hay nada mejor
para tener unas buenas relaciones con los demás que decir la verdad, tú verdad,
una vez que tú mismo la has descubierto y reconocido.
Cuando muestras tu verdad, los demás responden siempre de una
manera positiva, decir tu verdad significa abrir tu corazón, y para eso hay que
elegir abrirlo, y esto a veces es muy, muy difícil.
Ayúdate con las siguientes preguntas: ¿qué siento ahora
mismo? ¿cuál es la emoción que sobresale sobre las demás? (miedo, ira,
tristeza, enfado…), ¿quiero quedarme con esta emoción? ¿qué es lo que quiero en
mi vida? ¿puedo hacer algo para sentirme mejor? ¿qué necesito decir/expresar?
Reconocer que nos sentimos cansados, heridos, desilusionados
o bloqueados, nos ayudará a ponerle nombre a lo que nos sucede y así será más
fácil poder hablar de ello, compartirlo con otras personas y seguramente encontraremos
que esas personas nos dirán: “se cómo te sientes, yo he pasado por lo mismo” o
“yo también me siento así” o simplemente “te entiendo”.
La comprensión es una herramienta poderosa de acercamiento al
otro, notarás como las máscaras caen, como las otras personas se sinceran
también contigo y dicen su verdad, ¿sabes la magia que hay en todo esto? Al
final, se crea una relación de confianza que no puede coexistir con la
competencia, con la inseguridad o con el miedo a que nos juzguen.
Por supuesto esto no significa que tengas que contarles tu verdad a todas las personas con las que te encuentres ;-)), decide tú quién es
lo suficientemente valioso e importante para ti como para hacerle ese regalo.
Sacarla fuera de ti, expresarla, te hará sentir más libre, más ligero, más conectado contigo mismo.
Aprovechad el verano para conectar con vuestra verdad, porque
cuando lo hagáis veréis vuestro camino mucho más claro y despejado.
Para terminar, quería agradeceros vuestra compañía durante
todos estos meses, me ha encantado escribir para vosotros, si os he ayudado de
alguna manera me sentiré muy feliz.
También quería agradecer su confianza a todas las personas
que han venido al despacho, con su valentía y constancia han conseguido cambiar
sus vidas; recibo mensajes contándome que están muy bien y siento que todo
el esfuerzo y trabajo por mi parte tienen su recompensa.
Ahora llega el momento para mí de descansar, por eso el despacho va a permanecer cerrado
los meses de julio y agosto, para reponer fuerzas y volver con mucha energía.
Espero que paséis un verano genial.
Gracias y… hasta septiembre!!
Con cariño,
Sofía
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