viernes, 30 de enero de 2015

MIEDO AL CAMBIO




Es increíble como los seres humanos nos acomodamos a nuestra rutina, realizamos las mismas cosas cada semana, a veces incluso cada mes, o cada año.

Lo hacemos con la ilusión de reforzar nuestra sensación de seguridad, de que tenemos controlado el mundo.

Cualquier cambio, para algunas personas, se convierte en un dolor de cabeza o estómago, todo se tambalea, se ponen de mal humor, o se sienten desbordados.

Es relativamente normal buscar la seguridad, la tranquilidad en nuestro día a día, el problema surge cuando nuestro día a día es un aburrimiento, cuando todo lo que vivimos es algo ya transitado muchas veces, y no nos hace feliz.

Uno de los miedos más importantes de la humanidad es este: el miedo al cambio; ¿qué vendrá después?, si me mudo a otra ciudad ¿me irá bien?, deseo iniciar una relación pero no se si funcionará, ¿me dedico a lo que me gusta o sigo trabajando en lo que estoy ahora?...

Detrás de estas situaciones se encuentra el miedo de la persona a que el cambio produzca dolor, sufrimiento, soledad, angustia, escasez, frustración… etc.

Seguramente, dentro de sus vivencias encontremos situaciones en las que el cambio ha traído todas esas emociones, y posiblemente no haya podido curarlas o aprender de ellas la lección que traían.

Cuando acumulamos recuerdos y vivencias de este tipo en nuestra historia de vida es normal que queramos protegernos, es normal que nos asuste lo que está por venir, porque ¿cómo vamos a pensar que lo que viene es positivo?

De esta manera, nos cerramos al mundo y a sus posibilidades, por miedo a que nos hagan daño, en definitiva, por miedo a sufrir, más de lo que ya hemos sufrido.

Necesitamos ser conscientes, conscientes de nuestro miedo, ¿tengo miedo al cambio? Sí, bien, lo acepto y comprendo que hasta este momento yo he asociado el cambio a cosas dolorosas, pero ¿y si pudiera asociarlo a cosas positivas?

Los cambios hacen crecer, los cambios traen aire nuevo, nos muestran facetas de nosotros que no conocíamos, nos traen nuevas personas y situaciones que nos hacen más felices de lo que éramos antes.

¿Te has dado cuenta de que algunas veces aceptamos el cambio cuando ya no podemos más con la situación que vivimos? No es la vida la que nos lleva a situaciones extremas, muchas veces somos nosotros mismos, muchas personas aceptan mejor el sufrimiento que la alegría, quizás porque lo conocen mejor y creen que es parte de su vida.

Lo que necesitas es romper la asociación de cambio=sufrimiento, por esta otra (o la que tú elijas): cambio=amor.

Sea lo que sea que te haya sucedido, este momento, en el que estás ahora, es el ideal para realizar cambios, si en vez de esperar a que algo suceda, eres tú el que lo propicias, el que vas en su busca, sentirás el poder que tienes, el poder más grande que tenemos los seres humanos: poder elegir.

Con amor,
Sofía

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