Sí,
has leído bien, siempre hemos oído que “Lo que das, es lo que recibes”, pero ¿y
si fuera al revés? ¿Y si dependiendo de lo que
recibes, es lo que puedes dar?
Creo
que este es un tema importante, porque en nuestra sociedad se nos ha inculcado
que es mejor dar que recibir, o que si no das algo no mereces recibir nada, cuando
lo mejor es llegar a un equilibrio sano entre las dos cosas. De esto es de lo
que os voy a hablar hoy.
A
algunas personas les ocurre lo que yo llamo “Síndrome de la nevera vacía”, la
nevera vacía sería la persona que da todo a todo el mundo, y que no recibe nada
a cambio, bien porque no se lo dan, porque cree que no está bien recibir,
porque cree que no se lo merece, porque no sabe pedir… etc, la cuestión es que
al final se encuentra vacía y sin nada, y aún desde esa nada, todavía pretende
seguir dando, ¡es una locura!
En
esa nevera metafórica, la persona tiene que dejar alimento para sí misma, o
debe permitir que los demás dejen algo dentro de ella.
En
muchos casos esta necesidad de darse a los demás sin pensar en uno mismo tiene
subyacente un gran problema de autoestima, una necesidad grandísima de ser
aceptado y querido por los demás.
En
el flujo de la vida, damos y recibimos, cuando haces un regalo ¿verdad que te emociona
pensar la alegría que tendrá la otra persona cuando se lo entregues? Esta es
una parte del flujo, ahora viene la pregunta del millón, ¿te sientes bien
recibiendo regalos? Piénsalo un momento.
Si
tu respuesta es sí, ¡enhorabuena! Si tu respuesta es negativa, sigue leyendo.
La
mayoría de la gente responde que se sienten mejor cuando dan los regalos, ¿por
qué nos cuesta tanto recibir?
Debemos
remontarnos a la infancia para contestar a esta pregunta, durante la misma empezamos
a descubrir cómo es el mundo, cómo se porta con nosotros, si nos trata bien o
mal, si pedimos y nos dan o convivimos con el NO continuamente; por ejemplo: una
clienta que tuve necesitaba trabajar este aspecto de su infancia, cuando
cerraba los ojos veía una gran NO blanco delante de ella, descubrimos que cada
vez que había pedido algo a sus padres ellos le habían contestado de esa manera
(al menos ese era su recuerdo), usamos E. F. T. para limpiar esa negación
delante de ella, visualizó como el NO se convertía en Noes pequeñitos que se
metían por sus ojos y llegaban a su cerebro, de tal manera que se imaginaba
todo su cerebro con banderitas en las que estaba escrita la palabra NO por
todos lados, seguimos trabajando esta imagen con E.F.T. hasta que logró
visualizar su cerebro sin todas esas negaciones, terminamos con una imagen de
su cerebro limpio, luminoso y “alegre”, según comentó ella misma.
Posteriormente
refirió que había notado pequeños cambios, el más significativo se produjo en su forma de hablar, ahora ya no decía tanto
No puedo, cuando lo decía en voz alta notaba como si el No hubiera perdido su
fuerza. Son pequeños cambios que pueden producir grandes cambios!
Otro
aspecto de la infancia sería el siguiente: todos los niños se comparan con
otros niños de su alrededor, si la comparación es negativa (o sea que ellos
salen perdiendo) se sentirán inferiores y para no sufrir se cerrarán, y
ocultarán sus sentimientos al respecto. Pero la creencia que se les habrá
quedado grabada en el inconsciente será: “Yo no merezco…., otros sí, pero yo no”.
Cuando
somos niños interiorizamos este tipo de cosas, y vamos cerrando puerta tras
puerta en nuestro interior para no sufrir, así luego nos encontramos de adultos
con una casa interior grandísima, pero con la mayoría de las puertas
cerradas y sin saber dónde están las
llaves.
Todas
estas creencias y experiencias pueden ser limpiadas, se pueden ir abriendo las
puertas e ir limpiando cada habitación, para dejarla luminosa y limpia.
De
esta manera, cuanto más puertas abramos, más vamos a dejar que entren cosas
nuevas en nuestra vida, porque para recibir debemos estar completamente
abiertos, con los brazos levantados y ofreciéndonos al mundo.
Se
trata de que la vida nos traspase, de que el aire pueda pasar a través de todo
nuestro ser, así RECIBIREMOS y estaremos en las mejores condiciones para DAR,
si así lo deseamos.
Las
nuevas terapias que estoy usando en mi despacho son de gran ayuda, para cambiar
creencias, para limpiar recuerdos traumáticos, para crear dentro de esas
habitaciones nuevos recuerdos que nos ayuden a ser más felices..., lo que nos
ayudará a estar más abiertos y a amarnos a nosotros mismos más de lo que nunca
nos hemos amado.
Personalmente
uso la terapia cognitivo-conductual, junto con las terapias energéticas, como
es E.F.T. (Técnicas de Liberación Emocional), además de utilizar las herramientas de mi formación como
Coach.
¿Resuena
contigo este tema? ¿Te sientes identificado con el “Síndrome de la nevera vacía”?
Si quieres trabajar este tema u otros que necesiten ser “limpiados” puedes
venir a mi despacho a probar de forma gratuita, en una sesión de 30 minutos,
cómo funcionan estas nuevas terapias.
¿Te
atreves a dejar entrar a tu vida algo así? ¡Ábrete a recibir!! ¡Hay muchas cosas
buenas esperándote!
Un
abrazo grande,
Sofía