martes, 30 de septiembre de 2014

LO QUE RECIBES, ES LO QUE DAS







Sí, has leído bien, siempre hemos oído que “Lo que das, es lo que recibes”, pero ¿y si fuera al revés? ¿Y si dependiendo de lo que recibes, es lo que puedes dar?

Creo que este es un tema importante, porque en nuestra sociedad se nos ha inculcado que es mejor dar que recibir, o que si no das algo no mereces recibir nada, cuando lo mejor es llegar a un equilibrio sano entre las dos cosas. De esto es de lo que os voy a hablar hoy.

A algunas personas les ocurre lo que yo llamo “Síndrome de la nevera vacía”, la nevera vacía sería la persona que da todo a todo el mundo, y que no recibe nada a cambio, bien porque no se lo dan, porque cree que no está bien recibir, porque cree que no se lo merece, porque no sabe pedir… etc, la cuestión es que al final se encuentra vacía y sin nada, y aún desde esa nada, todavía pretende seguir dando, ¡es una locura!
En esa nevera metafórica, la persona tiene que dejar alimento para sí misma, o debe permitir que los demás dejen algo dentro de ella.

En muchos casos esta necesidad de darse a los demás sin pensar en uno mismo tiene subyacente un gran problema de autoestima, una necesidad grandísima de ser aceptado y querido por los demás.

En el flujo de la vida, damos y recibimos, cuando haces un regalo ¿verdad que te emociona pensar la alegría que tendrá la otra persona cuando se lo entregues? Esta es una parte del flujo, ahora viene la pregunta del millón, ¿te sientes bien recibiendo regalos? Piénsalo un momento.

Si tu respuesta es sí, ¡enhorabuena! Si tu respuesta es negativa, sigue leyendo.

La mayoría de la gente responde que se sienten mejor cuando dan los regalos, ¿por qué nos cuesta tanto recibir?

Debemos remontarnos a la infancia para contestar a esta pregunta, durante la misma empezamos a descubrir cómo es el mundo, cómo se porta con nosotros, si nos trata bien o mal, si pedimos y nos dan o convivimos con el NO continuamente; por ejemplo: una clienta que tuve necesitaba trabajar este aspecto de su infancia, cuando cerraba los ojos veía una gran NO blanco delante de ella, descubrimos que cada vez que había pedido algo a sus padres ellos le habían contestado de esa manera (al menos ese era su recuerdo), usamos E. F. T. para limpiar esa negación delante de ella, visualizó como el NO se convertía en Noes pequeñitos que se metían por sus ojos y llegaban a su cerebro, de tal manera que se imaginaba todo su cerebro con banderitas en las que estaba escrita la palabra NO por todos lados, seguimos trabajando esta imagen con E.F.T. hasta que logró visualizar su cerebro sin todas esas negaciones, terminamos con una imagen de su cerebro limpio, luminoso y “alegre”, según comentó ella misma.

Posteriormente refirió que había notado pequeños cambios, el más significativo se produjo  en su forma de hablar, ahora ya no decía tanto No puedo, cuando lo decía en voz alta notaba como si el No hubiera perdido su fuerza. Son pequeños cambios que pueden producir grandes cambios!

Otro aspecto de la infancia sería el siguiente: todos los niños se comparan con otros niños de su alrededor, si la comparación es negativa (o sea que ellos salen perdiendo) se sentirán inferiores y para no sufrir se cerrarán, y ocultarán sus sentimientos al respecto. Pero la creencia que se les habrá quedado grabada en el inconsciente será: “Yo no merezco…., otros sí, pero yo no”.

Cuando somos niños interiorizamos este tipo de cosas, y vamos cerrando puerta tras puerta en nuestro interior para no sufrir, así luego nos encontramos de adultos con una casa interior grandísima, pero con la mayoría de las puertas cerradas  y sin saber dónde están las llaves.

Todas estas creencias y experiencias pueden ser limpiadas, se pueden ir abriendo las puertas e ir limpiando cada habitación, para dejarla luminosa y limpia.

De esta manera, cuanto más puertas abramos, más vamos a dejar que entren cosas nuevas en nuestra vida, porque para recibir debemos estar completamente abiertos, con los brazos levantados y ofreciéndonos al mundo.

Se trata de que la vida nos traspase, de que el aire pueda pasar a través de todo nuestro ser, así RECIBIREMOS y estaremos en las mejores condiciones para DAR, si así lo deseamos.

Las nuevas terapias que estoy usando en mi despacho son de gran ayuda, para cambiar creencias, para limpiar recuerdos traumáticos, para crear dentro de esas habitaciones nuevos recuerdos que nos ayuden a ser más felices..., lo que nos ayudará a estar más abiertos y a amarnos a nosotros mismos más de lo que nunca nos hemos amado.

Personalmente uso la terapia cognitivo-conductual, junto con las terapias energéticas, como es E.F.T. (Técnicas de Liberación Emocional), además de utilizar las herramientas de mi formación como Coach.

¿Resuena contigo este tema? ¿Te sientes identificado con el “Síndrome de la nevera vacía”? Si quieres trabajar este tema u otros que necesiten ser “limpiados” puedes venir a mi despacho a probar de forma gratuita, en una sesión de 30 minutos, cómo funcionan estas nuevas terapias.

¿Te atreves a dejar entrar a tu vida algo así? ¡Ábrete a recibir!! ¡Hay muchas cosas buenas esperándote!

Un abrazo grande,
Sofía